sábado, 19 de enero de 2013

Esto es real.

Mientras tenía sexo intensamente con mi guapa vecina, sonó el celular, era un número desconocido así que no contesté, pero aquella persona que estuviera llamando seguía insistiendo; a la octava llamada, ya cuando había eyaculado, contesté y fuertemente me dijeron:

—¿¡POR QUÉ CARAJO NO CONTESTABAS!?
—¿Aló? ¿con quién hablo?—Dije.
—Qué honda amigo, soy yo, @pariendoletras, el de twitter.
—¿Qué quieres maldita sea?
—Vamos a tomarnos unas cervezas.
—¿En serio? ¿tú y yo hoy sábado a las 10 de la noche?
—Sí, amigo, tengo algo urgente que contarte.
—A ver, ¿a qué hora y en dónde?
—En 30 minutos en la tienda de ruperto. Traes dinero porque no tengo.
—Como siempre, maldita sea. Chao.

A lo que llegué al sitio, vi a mi amigo junto a una señora gorda y de edad.

—Hola, Esteban, aquí estoy.
—Hola, amigo, siéntate, te presento a la señorita Gloria.
—Buenas noches, dije refiriéndome hacía la señora… ¿qué pasa?
—Amigo, lo que pasa es que le debo $50.000 a la señorita y no tengo cómo pagárselos... págale y luego arreglamos.
—Qué descarado, está bien—Le dije entregándole el dinero.
—Tenga, Gloria, ahora lárguese—Dijo Esteban. —...Don Ruperto, puede traernos dos cervezas, por favor.
—¿Quién es ella?—Le pregunté.
—Una mujer con la que tuve relaciones. Linda ¿no?
—Qué asco, amigo. Fácilmente puede ser tu abuela y le pagaste encima de todo.
—Me estaba amenazando con acusarme de tener relaciones con una menor de edad.
—Qué dices, amigo, debe de tener unos 40 años y medio planeta ha de tener relaciones con ella.
—43… Oye, amigo, necesitaba pedirte otro favor... préstame otros $50.000 para seguir bebiendo e irme luego a casa.
—No deberías de beber tanto. Puedes terminar muy mal.
—Tranquilo, yo me sé controlar.
—Eso dices siempre…
—Ya… mejor dame el dinero y lárgate.

Amo a mis amigos, siempre teniéndome en cuenta.

miércoles, 16 de enero de 2013

Olvido.


Era 15 de enero y me preparaba para el hurto de mi vida, atracaría la casa de los Jimenes hasta dejarla sin nada de valor, son unos engreídos, se lo merecían; en lo que iba a saliendo de mi casa llegó mi amigo Carlos.

—¿Qué honda, amigo? Estoy bien trabado.
—Largo, Carlos, iré a hacer una vuelta.
—No te hagas, vas a fumar, llévame.
—No, hombre, algo mucho mejor, luego te cuento.
—¿Vas a follar con alguien?
—No, puto, ven conmigo, te voy contando.

Íbamos caminando y vimos una mujer extremadamente guapa y Carlos se tropezó, fue GRACIOSÍSIMO.

—Qué tonto, en fin, lo que te iba a contar es que voy a robar a los Jimenes.
—¿En serio? se lo merecen por ancianos jeje.
—Estás bien trabado.
—Cierto, amigo. ¿Vamos a comer pizza? yo gasto.
—Qué bueno, por que tengo mucha hambre y nada de plata.

Y así es como siempre olvido las cosas importantes.