miércoles, 2 de mayo de 2012

Relato de un ladrón frustrado


Aquel 20 de octubre, una noche fría y lluviosa, un fuerte viento golpeaba mi cara, me preparaba para hacer mi trabajo del día, antes de ponerme mi pasamontañas miré la hora, 11:20, los Millan habían salido de fiesta, "ya tenía todo preparado". Caminaba lentamente por el ante-jardín hasta encontrar una ventana abierta, entré y todo estaba apagado y lleno de silencio, sentía nervios igual que siempre, revisé cuidadosamente toda la casa hasta estar seguro de que todo estuviera solo, finalmente a lo que venía; empecé a revolcar cajones en busca de dinero, cadenas u objetos de valor, no hallaba nada, empezaba a sudar, bajé a la sala en busca de más cosas pero no encontraba nada, tampoco quería encender la luz, me descubrirían los vecinos, me quité el pasa montañas, sudaba mucho, me tranquilicé un poco y de nuevo volví a buscar con un poco más de calma. Ya eran las 12:15 y sabía que los Millan estaban a punto de llegar, nunca se demoraban nada. Había encontrado una cadena de oro en uno de los cajones de un nochero, justo cuando la estaba guardando, sonó la chapa de la puerta; eran ellos, no sabía que hacer, así que lo único que se me ocurrió fue esconderme, ya no podía abajo, así que subí lo más rápido y silenciosamente posible y me escondí debajo de la cama.


-Qué buena noche. -Dijo La señora Millan.


-La pasamos de maravilla, mi amor. -Concluyó su esposo.


Veía por una rendija como se quitaban la ropa y se ponían su pijama preparándose para ir a dormir, apagaron la luz y se acostaron, cada vez me asustaba más y no sabía que hacer, solo porque no sabía lo que se venía. Empecé a escuchar murmureos y veía que las prendas caían al piso, se estaban preparando para hacer el amor, sentía miedo curiosidad a la vez, gemían muy duro y la cama se movía para todos los lados, no veía la hora en que cayera sobre mí, en un momento de descanso, el señor Millan se dirigió al primer piso para comer algo mientras la señora terminaba de vestirse, sabía que la única opción de salir con vida de ahí era amenazando a la señora, salí cuidadosamente de la cama y la señora se asustó un poco, decidí explicarle bien las cosas, le dije que había entrado por algo de comida ya que no tenía nada, pensé que iba a gritar hasta que su esposo subiera y me matara, pero no, se puso de rodillas, bajó mi cierre y empezó a hacerme sexo oral, fue gratificante para mí, pero también asombroso, le pregunté por su esposo y dijo que estaría viendo televisión hasta quedarse dormido, que era un "mal polvo", sonreí y cogí su cabello para que siguiera con el acto, me quité la ropa y empezamos a tener sexo, notaba que le gustaba y que no había disfrutado así en años, Tal vez no encontré nada de valor pero si encontré un mujer para disfrutar cada que quisiera.