-Qué buena noche. -Dijo La señora Millan.
-La pasamos de maravilla, mi amor. -Concluyó su esposo.
Veía por una rendija como se quitaban la ropa y se ponían su pijama preparándose para ir a dormir, apagaron la luz y se acostaron, cada vez me asustaba más y no sabía que hacer, solo porque no sabía lo que se venía. Empecé a escuchar murmureos y veía que las prendas caían al piso, se estaban preparando para hacer el amor, sentía miedo curiosidad a la vez, gemían muy duro y la cama se movía para todos los lados, no veía la hora en que cayera sobre mí, en un momento de descanso, el señor Millan se dirigió al primer piso para comer algo mientras la señora terminaba de vestirse, sabía que la única opción de salir con vida de ahí era amenazando a la señora, salí cuidadosamente de la cama y la señora se asustó un poco, decidí explicarle bien las cosas, le dije que había entrado por algo de comida ya que no tenía nada, pensé que iba a gritar hasta que su esposo subiera y me matara, pero no, se puso de rodillas, bajó mi cierre y empezó a hacerme sexo oral, fue gratificante para mí, pero también asombroso, le pregunté por su esposo y dijo que estaría viendo televisión hasta quedarse dormido, que era un "mal polvo", sonreí y cogí su cabello para que siguiera con el acto, me quité la ropa y empezamos a tener sexo, notaba que le gustaba y que no había disfrutado así en años, Tal vez no encontré nada de valor pero si encontré un mujer para disfrutar cada que quisiera.